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Al final del verano, un suave cambio de aire anuncia la llegada del otoño, los árboles adquieren nuevos colores ardientes en tonos ocres, rojos y amarillos. Sus hojas, adornadas de oro, se encuentran con la tierra cuando sopla el viento. Los opuestos «suben» y «caen», un movimiento hacia arriba y hacia abajo siguiendo el viento. Cuando todo parece llegar a su fin, la naturaleza despierta de una manera diferente, nueva, poética, inesperada. Una nota de salida de Jengibre , verde y terroso, mientras el viento sopla, la naturaleza se inquieta, lista para cambiar. Un corazón seco y cálido de Siempreviva como hojas doradas crujientes calentadas por un sol tardío. De repente, las primeras gotas de lluvia, amaderadas y minerales. Una nota de fondo dulce y picante de Vainilla envuelve la fragancia, una explosión sensual de energía, que concluye un aroma redondo y relajante.
Esencia de jengibre fresco, absoluto de siempreviva, vainilla
Salida: esencia de lavanda diva, esencia de jengibre fresco de Madagascar
Corazón: absoluto de siempreviva, acorde de dátil
Base: vaina de vainilla CO2, bálsamo del Perú
Cita del perfumista: «Mi intención era crear una fragancia generosa con matices frutales y especiados que revelaran sensualidad. Creé un acorde licoroso de dátiles sobre una estructura de vainilla ambarina y especiada. Para aportar frescura y luminosidad, agregué a la composición notas chispeantes de jengibre».
