Creado para los amantes, este aromático afrodisíaco refleja la dicha pura de los interludios románticos y el placer compartido. La maracuyá penetra en la pausa, confabulándose con la ciruela jugosa y el jengibre ardiente antes de aclimatarse en un abrazo íntimo de jazmín y azafrán. La rosa clásica acaricia la piel, dejando atrás el rastro fragante más leve de sus frágiles pétalos. Las temperaturas se elevan mientras las maderas de cachemira y el sándalo lechoso envuelven en su abrazo. Tranquilizadoramente sensual, gratificantemente decadente: una fragancia cálida, amaderada, suave, seductora y potente que se posa en la piel como el brillo dorado de las nuevas uniones.